Caminaba un día con mi padre, cuando de pronto me preguntó:
- Además del canto de los pájaros, ¿oyes algo?
- Sí, le contesté. El ruido de una carreta.
- Muy bien, me dijo. Y está vacía.
- ¿Vacía? ¿Y cómo lo sabes, si no la hemos visto?
- Muy fácil: por el ruido. Cuanto más vacía está, mayor es el ruido que hace.
Desde entonces, cuando veo a alguien hablando demasiado, interrumpiendo, siendo inoportuno, alabándose de lo que tiene y menospreciando a otros, me parece oír la voz de mi padre: "Cuanto más vacía está la carreta, mayor es el ruido que hace".
																			- Además del canto de los pájaros, ¿oyes algo?
- Sí, le contesté. El ruido de una carreta.
- Muy bien, me dijo. Y está vacía.
- ¿Vacía? ¿Y cómo lo sabes, si no la hemos visto?
- Muy fácil: por el ruido. Cuanto más vacía está, mayor es el ruido que hace.
Desde entonces, cuando veo a alguien hablando demasiado, interrumpiendo, siendo inoportuno, alabándose de lo que tiene y menospreciando a otros, me parece oír la voz de mi padre: "Cuanto más vacía está la carreta, mayor es el ruido que hace".
											
												Lee mas											
											
																							
										
																	
																											
																								
									7 meses atrás
																	
																																 
				 
										 
												 
											 
											 
											